domingo, 8 de noviembre de 2015

Embajada Inclasificable: Las 110 píldoras por Lluís Ferrer Ferrer

¡Desde la Embajada de la "i" latina por lo de inesperada, irregular, inconsciente, incongruente, y tantos adjetivos calificativos similares más, ahí va una reseña marranota, que siempre es de agradecer, caramba!
 LAS 110 PÍLDORAS (1985), de Magnus

Cuando a mediados de los ’80 topé por vez primera con la obra cumbre de Magnus (pseudónimo de Roberto Raviola, Italia 1939-1996) en la edición española de la revista Tótem, me llevé una sorpresa de las gordas. Dicha publicación no era precisamente un compendio catequista de alegorías a la casta moralidad judeocristiana frecuentada por puritanos pasados de rosca, no; más bien al contrario. En sus páginas eran habituales todo tipo de cómics erótico-festivos de mejor o peor gusto, de hecho, era la “marca de la casa” por así decirlo. Es por ello que quedé ciertamente intrigado al ver que las entregas mensuales de Las 110 Píldoras venían censuradas con amplios espacios en negro que en muchas ocasiones abarcaban la práctica totalidad de la viñeta, haciendo poco más que imposible su correcto seguimiento y lectura; aderezado todo ello por la más variopinta gama de avisos y advertencias de plagas de dimensiones bíblicas en caso de que algún osado lector se atreviera a hacerse con la publicación original italiana o con el próximo volumen recopilatorio que, como era habitual por la época, recogería en un solo álbum todas las entregas publicadas en el magazine mensual, pero esta vez, libre de las oscuras tintas censoras.





Lo que a día de hoy creo reconocer (supongo) como una hábil estratagema comercial, dio sus frutos, y servidor fue de los primeros en agenciarse tan ansiado tomo nada más llegar a las librerías. Y debo reconocer que fue una de las escasas ocasiones en que las expectativas ante un evento tan cacareado con anterioridad estuvieron a la altura de las circunstancias.
Las 110 píldoras es la adaptación al cómic de la novela china del siglo XVI, obra de Jin Ping Mei, El ciruelo en el vaso de oro, y en ella, se narra la historia del acaudalado farmacéutico Hsi-Men Ching y su media docena de esposas. Un viejo monje le proporciona la mencionada cantidad de potentes píldoras afrodisíacas a condición de que las utilice con moderación: nunca más de una, y una cada luna. En un principio, Hsi-Men intenta seguir las sabias indicaciones mientras intenta reconquistar a la primera esposa de su harén, verdadero interés romántico del protagonista, pero pronto sucumbe al torbellino de vicio y perversión propiciado por un apetito sexual desmesurado y espoleado por la ninfómana Loto de Oro, su esposa mas joven. Semejante desenfreno no podía acabar bien, tal y como demuestra el ejemplarizante final de la historia, con un Hsi-Men que acaba reventando por los cuatro costados, pero oye…que le quiten lo bailao, que decía aquel.

El habitual denso trazo de tinta de Magnus se sublima aquí a un estilo con reminiscencias a grabados del siglo XIX, y aunque si bien es cierto que las escenas sexuales (resultaría incongruente calificarlas de “eróticas”) son anatómicamente perfectas y explícitas, no es menos cierto que los detalles de la vestimenta, los accesorios, la arquitectura, los paisajes, y en definitiva, el decorado en el que se desarrolla la acción, reciben el mismo trato exquisito por parte del dibujante, dando en conjunto un resultado delicioso que eleva la pornografía ilustrada a la categoría de Arte con mayúsculas, generando un tebeo muy del gusto de marranotes como Antonio Marvas, su tocayo Rojo, o Samo Maciá. Pues bien, si querían culos, pollas, coños y tetas aquí las tienen; espero que tanto ellos como vosotros mismos disfrutéis de las 110 píldoras, pero recordad, siempre con moderación, nunca más de una, y una cada luna...o no.

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